jueves, 9 de junio de 2011

Rosell y las secciones modélicas

Por Sopenilla
Resonaban los ecos de la portada de Newsweek al mejor equipo de la historia cuando el anuncio del recorte presupuestario ha puesto en solfa los valores de la institución culé. Por si fuera poco, alguien se encargó de avivar el debate recordando las promesas electorales de Rosell. Esas que auspiciaban un fortalecimiento de todas las secciones en caso de llegar al cargo. Más allá del enfado por verse incumplidas, está el bochorno de acabar en la misma encrucijada que su eterno rival. Una cosa es que Mourinho eche por tierra el señorío madridista, y otra bien distinta que la crisis te obligue a ser menos que un club.

Sin duda, la cuestión se presta a la demagogia barata. Por un lado, la defensa de un modelo. Por otro, el pragmatismo que demuestra el seny catalán cuando oye hablar de pelas. En medio de esta disyuntiva, que se asemeja a la idea de subvencionar un sector no rentable a costa de no incrementar la plantilla de esa empresa llamada INEM, se sitúa el fútbol-sala. A principios de año, fue la Copa de la Liga. Hace escasamente un mes, la primera edición de la Copa del Rey. A partir de este fin de semana, el asalto a la liga. Un triplete histórico que pondría al Barça Alusport a la misma altura que las secciones de basket y balonmano. Un argumento contundente que no hace sino alimentar la controversia de reducir o no la inversión para todo lo que no sea fútbol.

Visto en perspectiva, lo cierto es que, fuera del hermano pequeño del deporte rey, tampoco habría muchas más disciplinas de equipo en España por las que apostar. Con permiso de Galicia, que este año ha recuperado el cetro europeo sobre patines, tanto el hockey como el waterpolo están en manos de clubes históricos catalanes ajenos a la influencia blaugrana. Ahora que, gracias al voley, sabemos que Teruel sí existe, quizá alguno piense que aquí habría margen para acumular más títulos. El único problema es que, en comparación con el fútbol-sala, al balonvolea patrio no se le recuerda ninguna hazaña memorable.

El corredor del Henares, mejor que el Barça

Por el contrario, hasta que #iniestademivida nos rescató de nuestra secular maldición mundialista, la responsabilidad de dar la cara con un balón atado al pie siempre recayó en el fútbol-sala. En la práctica, resultaba del todo punto lógico. Un país que seguía el fútbol por la tele y lo jugaba en dimensiones reducidas. En cuanto locos como José María García lo profesionalizaron a finales de los ochenta, el número de fichas federativas comenzó a dispararse. Una dinámica que sólo los campos de F-7 –la única medida eficiente que se le recuerda al organismo que preside Villar– ha podido romper en los últimos tiempos.

Una vez que la televisión desembarcó, con un Nacho Aranda oficiando de Lobato en los comienzos de A3, el Barça no pudo desentenderse de la moda. Participó en la primera liga y logró mantenerse en la brecha frente a insignes franquicias del corredor del Henares como Redislogar Cotransa o Pennzoil Marsanz. Pero entre éstas, pequeños reductos como Talavera de la Reina (Caja Toledo) o Murcia (Pozo) y, sobre todo, el imperio verde de Interviú, se encargaron de que los culés no rascaran nada. Pese a que hombres como Vicentín, Javi Lorente o Jesús Clavería hablaban del buen nivel de los jugadores nacionales, brasileños como Paulo Roberto y Chico Lins o el paraguayo Carosini, marcaban demasiadas diferencias.

La directiva azulgrana no vio la necesidad de competir con esos fichajes hasta que en 1998 se produjo el descenso del equipo a División de Plata. En este sentido, sólo la llegada de Joan Laporta supuso un punto de inflexión en la lucha por otro objetivo que no fuera el ascenso y la permanencia. Con él aterrizó Javi Rodríguez, piedra angular del proyecto que hoy día es el Barça Alusport. Al capitán se sumaron otros jugadores consagrados como Torras; lo mejor del panorama brasileño, como Wilde y Fernandao (éste último nacionalizado); y las promesas emergentes del mercado nacional. Algunas, como Cristian, ya se han consolidado en el primer equipo. Otras esperan su momento en el filial, que milita en División de Plata.

Con Inter y Pozo en pleno proceso de reciclaje, la hegemonía barcelonista tiene visos de prolongarse. Todo sea que Rossell no retire los fondos. Por si acaso, en vez de que Marca patrocine una liga que no le interesa retransmitir más que cuando no hay fútbol para rellenar la parrilla, sería preferible que Florentino obviase perseguir la décima y cambiase el basket por este deporte. Sería una buena excusa para que Guti dejase de hacer el gilipollas en Turquía.

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